Es muy común escuchar el término inflación, especialmente por parte de los gobernantes de los países. Incluso, los ciudadanos manejan esa palabra en sus conversaciones diarias. Pero es importante tener conocimientos de qué se trata, cuál es su definición y de qué forma impacta en una nación.
La economía y el empleo tienen muchísimo que ver con la inflación y te explicaremos por qué. La inflación ocurre cuando se registra un aumento desproporcionado en los precios de los bienes y servicios. Suele extenderse por un tiempo determinado, por lo que la sociedad tiene que adaptarse a sus consecuencias.
Cuando este fenómeno se presenta, resulta muy complicado para todos los sectores de un país poder cubrir sus necesidades, porque se pierde la capacidad de adquisición (comprar alimentos, pagar servicios como la electricidad, adquirir ropa, etc.). La demanda en distintos ámbitos de la sociedad baja porque la gente no tiene suficiente dinero para abastecerse.
La inflación siempre ha sido objeto de estudios por organizaciones, entes gubernamentales y especialistas que tratan de darle explicación y proponer soluciones a fin de que los ciudadanos no resulten afectados.
Se puede decir que todos los países del mundo alguna vez han registrado inflación en sus economías, aunque los gobiernos y los bancos centrales hacen lo necesario para mantenerla a raya para evitar consecuencias negativas.
De acuerdo con expertos, en las naciones es conveniente que exista una inflación que oscile entre el 2 y el 3 por ciento, pues tampoco es recomendable que ocurra un bajón en los precios. Las consecuencias de ese panorama serían un freno en el consumo y el crecimiento económico.
En el mercado económico de los países existen estándares de precios. La gente adquiere lo que puede cubrir, dependiendo de sus ingresos (que reciben por sus empleos). Los comerciantes ofrecen varias alternativas de costos, para que los clientes puedan decidir cuál es más conveniente para ellos.
Pero, cuando la inflación impacta, todos los costos y precios se elevan de una manera en la que los ciudadanos no pueden comprar lo que quieran, sino expresamente lo que le alcanza con sus salarios. En un proceso inflacionario, los precios también suben en cuestión de días y hasta horas.
Obviamente, la inflación causa estragos en la economía de un país. Incluso, es capaz de llevar a la pobreza extrema a varios sectores de la sociedad. Uno de los aspectos negativos es que la gente pierde su poder adquisitivo. Los bienes y servicios tienen precios altos, pero los sueldos siguen sin ajustes.
Otro panorama inconveniente para los ciudadanos es que no pueden ahorrar. En un ambiente óptimo en materia de economía (buenos sueldos, precios razonables), la gente puede guardar parte del dinero que ganan, con el fin de comprar inmuebles (casas, apartamentos), vehículos y pagar estudios, por ejemplo.
A falta de ahorro, el futuro se proyecta complicado, especialmente para las familias grandes.
Entre las causas de la inflación los expertos mencionan: un aumento de la demanda, aumento de los costos de las materias primas que afecta a comerciantes y por aumentos de la oferta monetaria.
La inflación se divide en varios tipos, pero los más manejados en las sociedades son el de hiperinflación, que ocurre cuando los aumentos de precios superan el 1000% en tan solo un año. Obviamente, genera a su vez graves crisis económicas.
También está la inflación moderada, cuando los precios suben únicamente 10% anualmente. Y la inflación galopante se registra al existir inflaciones desmedidas, en los que las cifras alcanzan entre dos y tres dígitos.
Para determinar cuál es el nivel de inflación de un país, se deben seguir unos pasos específicos para el cálculo. Existen dos principales indicadores para conocer qué tanto suben los precios. Uno de ellos se llama índice de precios del consumidor (IPC), conformado por bienes y servicios (alimentos, ropa, medicinas, comunicaciones, transporte, vivienda y ocio).
Otro elemento fundamental para saber en cuánto está la inflación es el deflactor del PIB (Producto Interno Bruto), que maneja la información sobre la variación de precios de todos los bienes y servicios producidos en un país.
Pues, aunque muchos crean lo contrario, sí existen algunos aspectos positivos de que haya inflación en un país. Pero, es importante aclarar que se ven elementos beneficiosos siempre y cuando no haya una hiperinflación, por ejemplo. Ésta debe estar controlada.
En algunos países con inflación, no solo aumentan los precios de los bienes y servicios, sino que también suben los salarios, acorde a la realidad económica. Entonces, posiblemente, se presente el fenómeno de mejoría en el poder adquisitivo de los ciudadanos.
Asimismo, los especialistas refieren que el alza en los precios también ayuda a reducir el valor de las deudas, tanto de los hogares, como de las empresas y hasta el propio gobierno tiene su beneficio. Si hay inflación en una economía y los salarios están a la par, algunas deudas siguen siendo las mismas.
Con ese panorama, las personas serán capaces de poder cubrir sus deudas, como créditos hipotecarios, cuotas en pagos de vehículos, alquileres, etc.
Otra posible ventaja de la inflación es que las personas quieren comprar y utilizar todo el dinero del que disponen, de manera constante. Eso incide en que haya una gran circulación de billetes en el mercado. Es como funciona a veces el capitalismo en algunas naciones.
La historia nos muestra varios casos en los que las sociedades han tenido que soportar una hiperinflación. Un caso reciente es el de Venezuela, donde a finales de 2016, por ejemplo, los precios subían a un ritmo mensual del 219% y se duplicaban cada 18 días.
También está el caso de Hungría, que vivió una tragedia social y económica una vez que terminó la Segunda Guerra Mundial. En 1946, los precios en el país se duplicaban cada 15 horas y la tasa de inflación diaria llegó al 207%.
Y Grecia tuvo su mayor hiperinflación en 1944, con una tasa diaria del 18%. En esa nación, los ciudadanos debían enfrentarse a subidas de precios cada 4 días y 6 horas.